LITURGIA Y HERMANDADES

II ENCUENTRO LOCAL DE JUVENTUD COFRADE. PUERTO REAL. OCTUBRE 2006

Francisco Espinosa de los Monteros Sánchez

1. LA COFRADÍA EN LA CALLE. NOCIONES BÁSICAS

Vamos a dar algunos conceptos básicos sobre lo que debe ser una cofradía en la calle, seguro que la mayoría de ellos os son familiares pero no está de más revisarlos y conocer algo más de su razón, muchas veces hacemos las cosas sin preguntarnos por qué cuando en el caso de las cofradías la mayoría de las cosas que se hacen tienen su razón de ser, en la mayor parte de las veces desde el punto de vista de la Liturgia.

Desde el momento en que se inicia la Estación de Penitencia, la Asociación deja de llamarse Hermandad y pasa a llamarse Cofradía. La Cofradía se divide normalmente en dos cortejos ó cuerpos: el cortejo del Señor y el cortejo de la Virgen; aunque hay cofradías que sacan más ó menos pasos. Cada cortejo se divide en tramos ó secciones separadas por insignias. Las secciones están compuestas por los hermanos de fila llamados penitentes ó nazarenos que van entre una insignia y otra portando cirios o codales (también llamados portacirios) y que se corresponden con los llamados hermanos de luz de la antigüedad. Los cirios se llevan levantados y apoyados en la cintura hacia adentro, cuando la procesión se para, se bajan los cirios y se apoyan en el suelo verticalmente, aunque en algunas hermandades de las llamadas serias el cirio está siempre suspendido del suelo. Dependiendo del carácter más ó menos serio de la cofradía, los penitentes se situarán ó no de espaldas al público cuando para la procesión. El número de penitentes en las secciones varía de una cofradía a otra pero suele rondar los 10 ó 20 por sección. La primera sección de toda cofradía está compuesta por los hermanos de fila (penitentes) que van entre la Cruz de guía y el Senatus (ó Banderas). Entre la primera y segunda sección se suelen colocar los hermanos de corta edad, en otras hermandades se les viste de monaguillos y se les reparte a lo largo del cortejo, utilizándoseles para el encendido de las velas de los penitentes.

La vestimenta del penitente está normalmente formada por la túnica (que a su vez puede tomar la forma del hábito monacal o ser de cola), el cinturón ó cíngulo, el capirote y el antifaz; el cual suele llevar en su parte delantera bordado el escudo de la cofradía. En muchos lugares se suele usar el término túnica para referirse a la vestimenta completa del penitente. Además, en algunas cofradías se exige determinado calzado (negro, sandalias, etc), botonaduras o guantes (sobretodo en las de capa). En otras cofradías la capa con el escudo bordado forma también parte de la vestimenta del penitente, aunque en muchos casos la capa suele estar reservada a los miembros de la Junta de Gobierno o aquellos que porten insignias o las acompañen. Por supuesto, otro elemento que no debe faltar en la vestimenta del penitente es la medalla de la hermandad (en otros casos se sustituye por un Escapulario), la cual cuelga del cuello por medio de un cordón y debe ir por dentro en la procesión. Las medallas suelen ser plateadas, reservándose las doradas para los miembros de la Junta de Gobierno, aunque tampoco hay una regla fija para esto.

2. LAS INSIGNIAS

Con el nombre de insignias, atributos ó enseres se conoce indistintamente en el mundo cofrade a toda una serie de elementos distintivos de las hermandades. El término más adecuado desde el punto de vista etimológico es el de insignia ya que según el RAE sería el emblema distintivo de una corporación además de toda bandera, estandarte, imagen ó medalla de una institución religiosa. Así, utilizamos el término “altar de insignias” para definir al montaje ornamental en forma de capilla que hacen las hermandades de las insignias antes de la salida procesional. Los otros términos son algo más imprecisos ya que, por ejemplo, el término atributo se utiliza más actualmente para definir los elementos identificativos que se colocan directamente sobre las imágenes tales como coronas, ráfagas, potencias, clavos, puñales, etc.; mientras el término enseres (siempre en plural, el singular no existe en la lengua castellana) se usa para definir a las herramientas propias de un oficio.

Vamos a pasar a hacer un análisis de las diferentes insignias que se utilizan en la Estación de Penitencia de nuestras hermandades y cofradías, para una mayor comprensión de su sentido, significado y ubicación dentro del cortejo, siempre desde la perspectiva de que las hermandades son asociaciones laicas de la Iglesia y, por tanto, atenidas a sus ritos y enseñanzas, que sacan en penitencia a la calle sus pasos a modo de altares como demostración pública de fe. De todos modos, hay que entender y respetar las peculiaridades de cada lugar, a pesar de que no guarden un sentido litúrgico ó lógico. No hay que olvidar que este tema es fruto de una evolución a lo largo de los siglos y que, en diferentes lugares la evolución ha sido distinta.

Se dice que la insignia es un Guión cuando tiene forma de bandera maciza colgada por el lateral y Bandera (o banderín, dependiendo del tamaño) cuando la misma cuelga desde arriba hacia abajo formado por tanto diversos pliegues. De todos modos, en Cádiz estos términos se usan de modo distinto como ya veremos más adelante.

La regla a utilizar para el acompañamiento de los enseres en el cortejo procesional es que se iluminan, aparte de los pasos como altares en la calle que son, todas las insignias que hagan referencia a la Santa Cruz (Cruz de Guía y Cruz Parroquial), Santísimo Sacramento (Banderas ó Estandartes en referencia al culto que se le rinde al Santísimo Sacramento por parte de determinadas cofradías) y a los Dogmas de Fe marianos (Virginidad de María, Maternidad de Dios, Inmaculada Concepción y Asunción). De todos modos, la mayoría de las cofradías suelen también iluminar las Verdades Fundamentales sobre María aun sin ser Dogmas de Fe (Corredentora, Mediadora Universal, Madre de la Iglesia y Reina de todo lo creado), cosa que demuestra una vez más como en determinados asuntos las cofradías van algo por delante de la jerarquía como ya pasó con la defensa de los ya Dogmas de la Inmaculada Concepción y Asunción. El tamaño del farol debe ir en consonancia con la insignia que acompaña.

Nota: Dogma es una proposición de fe que ha de ser aceptada obligatoriamente. Negar un dogma es negar la fe. Verdad Fundamental es algo que la Iglesia admite como cierto.

El resto de las insignias se acompañan de varas. Las varas, también llamadas pértigas (en algunos sitios se les llama incluso insignias), son eso, varas cilíndricas, repujadas o no (de metal o madera barnizada rematada por partes metálicas), y coronadas con un símbolo relativo a la cofradía (normalmente el escudo corporativo); a esta parte de la vara se le llama galleta. Al casquillo liso ó repujado que llevan las varas en sus extremos se le llama regatón.

ANEXO.- Dogmas de Fe y Verdades Fundamentales Marianas.
Los dogmas Marianos son cuatro:
1.- María, Madre de Dios.
2.- Maria, Madre Virgen.
3.- Maria, Inmaculada.
4.- Maria, Asunta en cuerpo y alma al cielo.

Las Verdades Fundamentales sobre María también son cuatro:
a.- Maria, Corredentora.
b.- Maria, Reina.
c.- Maria, Madre espiritual. Madre de la Iglesia y de todos los hombres.
d.- Maria, Mediadora Universal.

3. ORDEN DEL CORTEJO

Vamos a hacer una descripción de los que sería el cortejo de una cofradía con dos pasos, en el caso de que la cofradía lleve un solo paso, las insignias del cortejo de la virgen (si existen) se colocan inmediatamente después de las correspondientes al cortejo del Señor, justo antes del Libro de Reglas. Así, la Cruz Parroquial iría tras la Bandera Sacramental. Como ya hemos comentado, quizás habría que pensar en colocar el Simpecado justo antes del Estandarte corporativo, pero de acuerdo a la tradición, lo dejaremos delante en el cortejo de la Virgen.

Por cierto, en el caso de sacar otros pasos, especialmente para el de San Juan, la colocación correcta es tras el paso de Cristo o Misterio, ya que San Juan acompañó a la Virgen. En ese cortejo sólo deberán ir insignias referentes a dicho santo escoltadas por varas y, como se verá más adelante, cuatro ciriales y el pertiguero en caso de llevar cuerpo de acólitos.
2.1.Cortejo del Señor
a. Cruz de Guía, escoltada por faroles
b. Bocinas, sin acompañamiento
c. Senatus, acompañada de varas ó sin acompañamiento
d. Bandera de Paso, acompañada de varas
e. Otras Banderas y Guiones, acompañadas de varas
f. Bandera Pontificia, acompañada de varas
g. Bandera Sacramental, escoltada por faroles
h. Libro de Reglas, acompañada de varas
i. Ante-Presidencia, con varas
j. Presidencia, con varas
k. Acólitos (4 ceriferarios, pertiguero, 2 turiferarios con incensarios, 1 turiferario con el canasto y 1 turiferario con naveta)
l. Paso de Cristo ó de Misterio
m. Penitencia
n. Capilla Musical, Agrupación Musical ó Banda de Cornetas (también en algunos casos se coloca acompañamiento musical delante de la cruz de guía, anunciando la llegada de esta).

2.2.Cortejo de la Virgen
a. Cruz Parroquial, escoltada por acólitos ceriferarios
b. Simpecado, Sinelabe ó Bandera Concepcionista, escoltado por faroles
c. Bandera de Paso, acompañada de varas
d. Guiones marianos Varios, acompañados de varas
e. Insignias Marianas (por este orden: Mater Ecclesia, Mater Regina, Mediatrix, Bandera Asuncionista), escoltados por faroles
f. Estandarte, acompañado de varas
g. Presidencia, con varas
h. Acólitos, (cruz parroquial, 4 ceriferarios, pertiguero, 2 turiferarios con incensarios, 1 turiferario con el canasto y 1 turiferario con naveta)
i. Paso de Palio
j. Penitencia
k. Banda de Música

En cuanto al orden, se suele utilizar el criterio de antigüedad, colocando las insignias con más antigüedad más cercanas al paso, como se suele hacer con las representaciones de las cofradías, por ejemplo. Hay que tener en cuenta que cuando nos referimos a antigüedad nos es sólo referente a la fecha de fabricación de la insignia (ó la fecha de fundación de la hermandad) sino a la antigüedad de proclamación del Dogma Mariano o la Verdad Fundamental, por ejemplo. De todos modos, a esta regla hay innumerables excepciones e interpretaciones. Así, por ejemplo, si aplicáramos este criterio, el Simpecado debería ser la última insignia del cortejo de la Virgen antes del Estandarte, sin embargo se coloca abriendo el cortejo por razones de tradición, probablemente porque hasta hace poco la mayor parte de las cofradías sólo tenía Simpecado y Estandarte, las nuevas insignias las han ido colocando insertadas dentro de esta distribución olvidando quizás el verdadero sentido de las mismas dentro del cortejo. De todos modos, sería interesante reflexionar en este tema y poder pensar en una distribución más acorde con la lógica y la liturgia, sobretodo en el caso de que exista Cruz Parroquial, la cual abriría el cortejo de la Virgen y nos liberaría de la “obligación tradicional” de abrir el cortejo con el Simpecado.

4. DESCRIPCIÓN DE LAS INSIGNIAS
Vamos a pasar a describir en esta parte de la conferencia alguna de las insignias más representativas que suelen aparecer en nuestros cortejos penitenciales. No vamos a hablar, por tanto, del acompañamiento musical que suelen llevar nuestros pasos.

4.1. La Cruz de Guía
Todas las cofradías inician sus desfiles con la Cruz de Guía, la cual es llevada por un hermano vestido con la túnica de penitente al que se le suele llamar crucero. Es por tanto, la insignia de mayor importancia en el cortejo procesional. Su precedente es la manguilla ó cruz alzada (elemento de pequeño tamaño, coronando una vara, bajo la cual se extiende un armazón de forma cilíndrica cubierto de tela ligeramente bordada y rematado por una cruz, actualmente en desuso desde el Concilio Vaticano II) y simboliza el carácter cristiano de la procesión, representando además la cruz que todo cristiano debe seguir. La Cruz de Guía va siempre flanqueada por una o dos parejas de faroles (llamados faroles de guía), que suelen ser los más grandes de todo el cortejo. La Cruz de Guía se suele elaborar en el mismo material en que esté hecho el paso del Cristo (madera, plateado, dorado, etc) y puede llevar en la intersección de los brazos una imagen del crucificado ó alguna reliquia.

En algunas cofradías, normalmente las más serias (las llamadas de negro), suele preceder el cortejo la figura del muñidor, servidor que hace sonar una campana de mano indicando la presencia del cortejo fúnebre. También es costumbre en las hermandades de negro el poner dos parejas de ciriales (ó faroles) antecediendo a la Cruz de Guía, aunque si nos atenemos a su sentido litúrgico, no debería llevar nada delante. De todos modos, esta costumbre tiene su origen en que antiguamente la Santa Cruz se solía sacar portada en unas parihuelas al inicio del cortejo, especialmente en las hermandades de la Vera Cruz (caso actual de la hermandad de la Vera Cruz de Jerez), por tanto, iría escoltada por faroles.

4.2. Bocinas
La Bocina es una insignia en forma de trompeta que lleva unido a un tubo paños de terciopelo normalmente bordados y que se suele llevar en el hombro del penitente. Pueden observarse Bocinas (en algunos lugares se les llama Trompetas) en diferentes lugares del cortejo, según tome la cofradía como referencia de su significado. No está bien definido su origen. Unos dicen que antiguamente indicaban la marcha o parada de la cofradía (por esa razón iría al principio del cortejo, delante ó justo detrás de la Cruz de Guía; personalmente me decanto por esta opción y es la que usan las hermandades llamadas de bulla). Otros que se usaban para hacer una representación sonora de la Pasión de Cristo (por esta razón se explicaría el llevarlas delante de los pasos y es la opción que suelen usar las hermandades de negro). Otros dicen que es en recuerdo de los soldados que acompañaron a Cristo hasta el Calvario (y las ponen al lado del Senatus). Carecen, pues de significado litúrgico y, desde luego, han perdido totalmente su vertiente musical para convertirse en enseres meramente ornamentales. En los paños de las bocinas podemos ver representados el escudo de la hermandad, pasajes pasionales o simplemente el raso del terciopelo. Se suelen colocar 4 en el cortejo del Cristo y 2 en el cortejo de la Virgen (aunque no le encuentro mucha lógica a llevarlo en el cortejo de la Virgen), en caso de ir solo en un paso lo más lógico que es que vayan en el del Cristo, ya sea abriendo el cortejo ó al lado del Senatus, dependiendo del significado que se le quiera dar. Las Bocinas no se flanquean nunca con ningún acompañamiento.

4.3. El Senatus
Se sitúa inmediatamente detrás del primer tramo de penitentes de la procesión. Debe ir flanqueado por dos o cuatro varas, incluso puede ir solo, pero nunca acompañado por faroles, ya que es una insignia pagana.

El inicio del procesionar de esta insignia se desconoce aún, aunque probablemente se puso debido a que esta insignia la llevaban las tropas romanas que acompañaron a Jesús en el camino del Calvario. En dicha insignia aparecen las siglas S.P.Q.R., cuyo significado es Senatus Populus Que Romanus, el Senado y el Pueblo Romano, imitando las que llevaban las legiones romanas que ocupaban la región de Palestina en la época de Jesucristo. La cartela con las letras se suele rematar con el retrato de Tiberio (emperador romano en los momentos de la Pasión), una corona de laurel ó un águila imperial.

4.4. Bandera de Paso
La Bandera de Paso es una insignia que no contiene una importancia histórica destacada, parece ser que ha derivado de las banderas negras con la cruz roja que se solían utilizar antiguamente en las catedrales y que se hacían pasar por encima de los feligreses, luego parece ser que las cofradías las adoptaron dándoles además mayor colorido al incluir los colores de las túnicas. Esta costumbre no tiene demasiado sentido ya que en la Catedral de Cádiz no se tiene ese derecho adquirido y, por tanto, las hermandades tampoco lo deberían lucir, pero de nuevo la tradición, el colorido, su sencillez y quizás el afán de copia lo han acabado instaurando en la mayoría de las hermandades. Debe ir situada detrás del Senatus ó de la Cruz Parroquial (ó el Sin Pecado) en el orden procesional de las cofradías, ya que lo que hace es anunciar los tramos de penitentes que van detrás. Suele dividirse por una cruz en cuatro cartelas con los colores de la túnica de nazarenos del paso al que acompañen. De éste modo si la túnica varía de los nazarenos del Señor a los de la Virgen, podemos ver también una bandera en el tramo de penitentes que acompañan al palio. En el caso de que la hermandad tenga más titulares, se suele incluir también la Bandera de Paso de estos con una representación de penitentes en un lugar preferente.

La tela suele tener mayor superficie en aquellas cofradías cuyas túnicas de nazareno son de cola, teniendo las de capa la particularidad de tener el asta más larga, llegando hasta los 3 metros aproximadamente. Las astas suelen ser de plata ó alpaca (también llamada plata cofradiera, es una aleación de cobre, níquel y zinc que da un aspecto similar a la plata, aunque mucho más barata. Esta aleación recibe posteriormente un baño de plata). Va siempre flanqueada por varas.
4.5. Otras banderas e insignias

Vamos a hablar de otras insignias, algunas de dudoso significado litúrgico pero que suelen aparecer en los cortejos. Algunas que llevan recuerdos de ostentar determinados títulos como “Muy Mariana”, otras sacan guiones de representación de universidades y colegios profesionales (Derecho, Medicina, Económicas, etc), con determinadas advocaciones marianas, grupos jóvenes (en forma normalmente de banderín de la juventud, como recuerdo de su presencia en estas hermandades), guiones de la Epifanía (en recuerdo del Gran Poder de Dios), Santo Lignum Crucis (reliquia auténtica de la Santa Cruz), por su vinculación a determinadas órdenes religiosas, banderas y relicarios relativos a santos (siempre acompañados de varas), banderas con la efigie del titular que preceden (estas ya están en desuso), por su vinculación a una determinada basílica (el tintinábulo, insignia basilical rematada por el escudo de la Hermandad y con una campanilla), etc. El criterio es colocar las insignias marianas en las secciones de la Virgen y el resto en las del Cristo.

4.6. Bandera Pontificia
Dicha insignia la sacan solamente algunas hermandades procesionando en los tramos correspondientes al Señor. Es de color blanca cruzada con una cruz amarilla o, más habitualmente, con los colores pontificios amarillo y blanco en división vertical por su mitad; y en el centro el blasón del pontífice que le concedió el título de Pontificia que ostentan dichas hermandades (en la bandera oficial del estado Vaticano, el blasón va normalmente en la parte blanca de la bandera). Va siempre flanqueada por varas.

4.7. Bandera Sacramental
Esta insignia la sacan aquellas Hermandades que tienen el título de Sacramental (estas Hermandades le rinden por tanto culto al Santísimo Sacramento de la Eucaristía), suelen ser de color blanco con algún motivo alusivo en el centro (el cordero apocalíptico con los siete sellos, un cáliz, espigas de trigo, etc), suele ir además el escudo de la Hermandad y siempre debe ir acompañada de faroles con velas roja, aunque en muchos lugares se le acompaña de varas rematadas con motivos alusivos, incluso podemos llegar a ver una mezcla de ambos. Es también bastante usual preceder la Bandera Sacramental de cuatro ó seis cirios de color rojo, dependiendo del número de ciriales que se usen en el paso de Misterio. El asta suele ir rematada por una alegoría de la Fe (recordemos que las tres virtudes teologales son la Fe, la Esperanza y la Caridad). Debe ser la última insignia antes del Libro de Reglas en caso de sacarla. Antiguamente, se sacaba una insignia ya en desuso llamada lábaro que estaba realizada a modo de banderín en plata repujada y que cumplía idéntico cometido, esta insignia se ha ido eliminando debido posiblemente a su excesivo peso.

4.8. Libro de Reglas
En la procesión suele situarse al final de los tramos de las secciones de Cristo, salvo en las hermandades definidamente marianas en las cuales se coloca al final de los tramos de las secciones de la Virgen junto con la Ante-Presidencia y Presidencia, quizás no con mucho sentido litúrgico (ya que Cristo es más importante que la Virgen) pero sí devocional. Está formado por una tapa en terciopelo con el escudo y las cantoneras repujados, dentro van las reglas originales de la Hermandad (en otros lugares se les conoce como Estatutos), en algunos casos pueden ser muy antiguos y ser de un gran valor. El portador del Libro (normalmente el Secretario) está flanqueado por dos ó cuatro varas. El Secretario, al contrario del resto de miembros de la Junta de Gobierno no lleva vara, sino una pértiga. Esta insignia carece de valor litúrgico y procesiona en recuerdo de pasados tiempos en que los mismos servían para argumentar con las autoridades, religiosas y civiles, en casos de discrepancia. Por esa misma razón no tiene ningún sentido acompañarlo de luz, como se hace a menudo en determinados cultos internos de las hermandades, esto se hace solo por tradición sin tener significado litúrgico alguno salvo que vaya acompañado de un crucifijo o del Evangelio.

4.9. Ante-Presidencia del Paso
Formada por 4-5 penitentes con varas, anteceden a la Presidencia del paso. Dichos penitentes suelen ser los más antiguos de la cofradía o hermanos que han realizado algún favor especial a la cofradía.

Delante de la Ante-Presidencia se suelen colocar en algunas cofradías hermanas ataviadas con la tradicional mantilla en señal de luto. La mantilla en sí es una toca negra de encaje que, junto a la peineta de carey, forman el tradicional tocado andaluz que se coloca sobre la cabeza afianzada por un broche que recoge el pelo. El resto de la vestimenta debe ser también en color negro (vestido, zapatos, bolso, guantes) completándose con el Rosario en la mano y la Medalla de la Hermandad. Hay ciertas reglas no escritas en cuanto a la prohibición de adornos florales (claveles rojos normalmente) y a la longitud y decoro del vestido que no se deben obviar para mantener la seriedad del cortejo. De todos modos, la inclusión de la mantilla en el cortejo procesional es relativamente reciente y no tiene especial sentido, lo verdaderamente correcto sería que lucieran la túnica de penitencia.

Un caso especial lo forman las hermandades del Santo Entierro, las cuales suelen llevar representaciones de todas las cofradías de penitencia de la localidad y del Consejo Local. En este caso se colocan primero las hermandades por orden menor a mayor antigüedad y luego la representación del Consejo Local, si hay alguna cofradía hermanada o que resida en la misma parroquia se suele colocar en lugar preferente tras el resto de hermandades. Además en este tipo de procesiones se suele colocar tras el paso del Santo Entierro un Palio de Respeto, palio pequeño de toldo flojo y sin bordar, sostenido por 4 ó 6 varales y portado por acólitos ó monaguillos.

4.10. Presidencia de Paso
Delante de cada paso se sitúan varios penitentes con varas, la Presidencia del paso del Cristo suele ser la de la procesión salvo que la cofradía sea eminentemente mariana, aunque quizás lo más correcto sería dejarlo en el paso de Cristo debido a la mayor importancia para el cristiano de la figura de Cristo sobre la de María; en la Presidencia de la procesión se sitúan el Hermano Mayor, representantes de otras hermandades ó colectivos hermanados y el Director Espiritual, que debe ir vestido adecuadamente para la ocasión desde el punto de vista litúrgico, revestido de sotana y capa. En la Presidencia del otro paso se suelen situar miembros destacados de la Junta de Gobierno y representantes de otras hermandades e incluso el Predicador de los cultos cuaresmales y el Pregonero. El Hermano Mayor y el Director Espiritual llevan normalmente la vara de color dorado para diferenciarse del resto, siendo la del Hermano Mayor la más lujosa. Hay que tener en cuenta que la Presidencia corresponde siempre a la autoridad eclesiástica, en este caso el Director Espiritual, el Hermano Mayor se situará por tanto a su derecha.

Una figura que ha desaparecido casi totalmente de nuestras cofradías debido a la decreciente participación del clero en los desfiles procesionales es la del Preste, sacerdote que se colocaba tras el paso de palio revestido de la capa fluvial, acompañado del Carráncano o Sochantre que era un acólito con sotana y roquete que portaba un cirio encendido

4.11. Acólitos
Este punto lo analizaremos más adelante.

4.12. Penitencia
Siguiendo la frase "Toma tu Cruz y Sígueme" los penitentes se sitúan inmediatamente detrás de los pasos y delante de la Banda de Música (aunque no siempre), normalmente tras los del Señor pero en algunas cofradías también los podemos ver detrás del palio. En algunos sitios los tramos de penitencia pueden verse en tramos diversos a lo largo de todo el cortejo procesional y no obligatoriamente tras los pasos. Tienen su origen en los antiguamente conocidos como hermanos de sangre.

4.13. Cruz Parroquial
La insignia representa a la iglesia parroquial y tras ella comienzan a desfilar los penitentes de la Virgen, le flanquean dos acólitos ceriferarios. La debe portar un sacristán revestido de sotana, sobrepelliz o roquete (la tela blanca que va sobre la sotana), aunque se suele dar el caso de llevarla un nazareno en algunas cofradías, acompañándola siempre dos acólitos revestidos, normalmente con dalmáticas, que llevan los ciriales. En caso de no tenerse Cruz Parroquial se deben empezar los tramos con el Simpecado ó en su defecto la Cruz de Guía. La situación de la Cruz Parroquial dentro del cortejo procesional de las cofradías que llevan un sólo paso es inmediatamente después de las insignias correspondientes a lo que serían tramos del Señor. Las Asociaciones Parroquiales también deberían empezar su discurrir con una Cruz Parroquial. Suele tener unos 2,90 metros de alta y en ella se suelen incluir motivos que hagan referencia a la parroquia de donde radica.

4.14. Simpecado
El origen del Simpecado está en el que sacó la hermandad de El Silencio de Sevilla en representación del voto de defensa de esta hermandad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María en 1615. También se le conoce como Sinelabe ó Bandera Concepcionista, dependiendo de la forma que tome y los elementos que la constituyan. Debe ir acompañado siempre de Faroles, pero más pequeños que los de la Cruz de Guía. Por lógica debería ir detrás de la Bandera Asuncionista, aunque por tradición se coloca abriendo el cortejo de la Virgen. En el caso de sacar dos de estas insignias con el mismo significado (por ejemplo, un simpecado y una Bandera Concepcionista), una se colocará al principio del cortejo de la Virgen (tras la Cruz Parroquial) y la otra tras el Banderín Asuncionista como última insignia antes del Estandarte corporativo de la hermandad.

Pueden aparecer en forma de estandarte con una talla o pintura de la Virgen y un pequeño listel con la leyenda “Sine labe concepta”, entonces se llama Simpecado. El asta va rematada por una cruz.

Si la frase “Sine labe concepta” aparece en toda su longitud sobre un lábaro con paño largo y estrecho de igual longitud que el asta, siendo el paño de color celeste, se llama vulgarmente Sinelabe ó Sine Labe. El asta debe ir rematada en este caso por una pequeña imagen de la virgen.

De similar contenido es la Bandera Concepcionista, la cual tiene forma de bandera, en paño celeste, figurando en el cortejo portada de forma vertical por un nazareno, escoltado a su vez por otros dos con faroles, ya que es costumbre que las insignias que representan un Dogma de Fe sean alumbradas. Dentro de la bandera suele aparecer el texto en latín: “TOTA PULCHRA ES, MARIA, ET MACULA ORIGINALIS NON EST IN TE. MDCCCLIV” ó también “INMACULATA CONCEPCIONEM VIRGINUS MARIAE CELEBREMUS CRISTUM EJUS FILUM ADOREMUS DOMINUM”, más raramente lleva imágenes pintadas ó bordadas de la virgen. El asta de esta bandera suele ir en metal plateado y el remate representa el anagrama de María. Suele ir acompañada por faroles terminados en templetes de orfebrería, albergando cada uno en su interior una Inmaculada.

El Papa Pío IX definió como Dogma de Fe esta verdad en 1854, en la Bula Ineffabilis Deus. La virginidad de María ya había sido proclamada en el Concilio de Letrán de 1215. El Dogma de la Maternidad de Dios ya había sido definido en el Concilio de Efeso de 431.

4.15. “Mater Ecclesiae”
Insignia que recuerda que María es Madre de la Iglesia. Así lo proclamó Pablo VI en 1964. María es, por tanto, Madre de la Iglesia y de todos los hombres. Suele llevar, sobre fondo azul, una talla de la virgen, con un asta rematada por la cruz papal. Suele ir acompañado de faroles aun sin ser Dogma de Fe por las mismas razones que el Mediatrix.

4.16. “Mater Regina”
El Mater Regina (Beata Virgo Mater Regina) recuerda que María es Reina de todo lo creado. Fue instituido en 1954 por Pío XII, aunque no es Dogma de Fe pero es una Verdad Fundamental, va acompañado de faroles. Suele tomar la forma de estandarte y se le denomina Estandarte de la Realeza de María, tiene forma rectangular y suele llevar en el centro una gran corona real y la leyenda “Beata Virgo Maria” ó “Beata Virgo Mater Regina” sobre terciopelo rojo, en el asta suele ir una corona y sobre ella una cruz. La Primera Hermandad en usar este tipo de insignia fue la de la Cena de Sevilla.

4.17. “Mediatrix”
Insignia que recuerda la Mediación Universal de María en todas las gracias. Esta insignia que toma su nombre de la inscripción latina "Mediatrix omnium gratiorum, dedisti protectiones salutis tuae". Suele ser una bandera con la Anunciación a María sobre terciopelo azul, con la leyenda “Mediatrix omnium gratiarum” e incluso el escudo de la cofradía; en otros casos en la bandera aparece el texto MEDIATRIX simplemente. La primera Hermandad que la portó fue la del Cachorro de Sevilla en 1926. Suele ir acompañada de faroles, aunque no se ha establecido como Dogma de Fe debido a la subordinación de María al único Mediador que es Jesucristo, tal y como quedó establecido en el CVII (Lumen Gentium).

4.18. Bandera Asuncionista
Insignia que recuerda el Voto Asuncionista de la Virgen María que fue proclamado en 1950 por Pío XII por medio de la bula Munificentissimus Deus, el cual significa que la Virgen Inmaculada, Madre de Dios, terminado el período de su vida terrestre, fue elevada en cuerpo y alma a la gloria celestial. Sobre asta rematada por un símbolo mariano preferentemente asuncionista, cuelga un paño con la leyenda: “REGINA IN COELIS (CORPORALITER) ASSUMPTA” o también “MARIA, VIDA Y DULZURA, ESPERANZA NUESTRA. REINA ASUNTA A LOS CIELOS EN CUERPO Y ALMA”, alusiva la Asunción de María, sobre fondo celeste y / o blanco (sobretodo). Va en la comitiva de la Virgen y como Dogma de Fe va alumbrada por faroles. La primera cofradía en incorporar esta insignia fue la de la Soledad de Sevilla en 1911.

4.19. El Estandarte
Es la insignia más antigua de todas cuantas procesionan en Semana Santa y es la que debe representar corporativamente a la cofradía en todos los cultos que celebre ó asista, siendo además siempre la última insignia que debe aparecer en la procesión por lo que no tiene sentido colocarlo al final de las secciones del Cristo. Solían ser negros o morados e iban acompañados de varas iniciando el cortejo hasta que la Cruz de Guía vino a sustituirle y entonces pasaron al final del cortejo. Lo que sí ha cambiado es la forma de la insignia. Antes era algo parecido a un Simpecado, hoy en día adopta forma de bandera recogida por el centro en señal de luto. En todas las hermandades encabeza el último tramo antes de la presidencia del paso de la Virgen. Cuando sólo hay paso de Cristo, va en el último tramo antes del Libro de Reglas. Cuando se sacan dos estandartes (caso que se suele dar en archicofradías y cofradías sacramentales, aunque no tiene demasiada lógica ya que debe haber sólo una insignia corporativa), este debe ir al final de las secciones de cada paso, aunque de nuevo se da el caso de determinadas hermandades que lo colocan justo después del Senatus, quizás en recuerdo de su posición en la antigüedad..

En algunas Hermandades se utiliza el Bacalao, simplificación del Estandarte para poder evitar el efecto de los fuertes vientos y que toma su nombre por la forma de pez que tiene. En otros sitios se le conoce como Lábaro, especialmente cuando este va realizado en plata. Suele llevarse el escudo de la Hermandad, aunque en algunos sitios se utiliza algún símbolo ó imagen relativo a la misma, siempre acompañados de varas. En el asta se suele poner una cruz o las siglas JHS (Jesús Hombre Salvador).

En Cádiz sin embargo, se usa una nomenclatura distinta para el Estandarte, teniendo hasta tres nombres para la misma funcionalidad (Guión, Estandarte y Bandera), dándose el caso de que algunas hermandades poseen varios de estos elementos. Se llama Guión al Bacalao de origen sevillano, llamado así como ya hemos dicho por su forma de pez. Por Estandarte hacemos referencia al típico en forma de bandera que cuelga de un palo horizontal y que se recoge en señal de luto, este debido al viento y a su elevado peso no se usa mucho actualmente a modo corporativo. Por último, hablamos de Bandera cuando este toma la forma de bandera con una cruz que la divide en el centro en cuatro partes con los colores de la túnica del titular y el escudo en el centro y que lleva el penitente en su hombro, con lo cual es bastante más fácil de llevar que el Estandarte. Cuando las secciones de penitentes del Cristo y la Virgen tienen distintos colores en la túnica, se puede llegar al caso de tener la Hermandad dos banderas, en ese caso en la Bandera de la Virgen a veces se sustituye el escudo corporativo por la M mariana. Como se puede ver, no hay un criterio claro definido, aunque la Bandera y el Guión parecen imponerse.

ANEXO Tipos de astas y columnas.
§ Asta Salomónica: Asta que tiene el cuerpo (fuste) retorcido y en espiral.
§ Asta Estriada: Asta con el cuerpo estriado longitudinalmente.
§ Asta Lisa: Asta con el cuerpo liso.
§ Columna Dórica: Columna sin basa (base), el fuste (cuerpo de la columna) es estriado con aristas vivas, y el capitel (parte superior de la columna) liso.
§ Columna Jónica: La columna Jónica sí tiene basa. El fuste es más largo y fino. El capitel es más elaborado, en forma de almohadilla teniendo volutas (se enrolla en los extremos).
§ Columna Corintia: También tiene basa. Su fuste es aún más delgado y largo. El capitel está mucho más decorado y parece una pirámide truncada invertida. Se diferencia poco del jónico, a no ser por la decoración con hojas de acanto (planta con hojas espinosas, largas y rizadas).
§ Columna Toscana: Variante del Dórico pero sin estrías en el fuste (fuste liso).
§ Columna compuesta: Mezcla del Jónico con el Corintio, incluyendo volutas y hojas de acanto.

5. LOS COLORES LITÚRGICOS

§ Blanco.- Significa pureza, fe, virginidad, santidad, Resurrección. Es el color más adecuado para celebrar:
- La Navidad y la Epifanía
- La Pascua en toda su cincuentena
- Las fiestas de Cristo y de la Virgen a no ser que por su cercanía al misterio de la cruz se indique el uso del rojo.
- Las fiestas de ángeles y Santos que nos sean Mártires.
El blanco es el color preceptivo para los pasos de palio y el más adecuado para iluminar las secciones de la Virgen, aunque para determinadas advocaciones pueda ponerse otro color distintivo de las mismas.
§ Rojo.- El Rojo significa pasión, caridad, amargura, amor divino, Eucaristía, Espíritu Santo, martirio, Apóstoles. Es el color elegido:
- En la Celebración del Domingo de Ramos y el Jueves Santo.
- En Pentecostés.
- Exaltación de la Santa Cruz.
- Fiesta de los Apóstoles, Evangelistas y Mártires.
El color rojo es preceptivo de las hermandades sacramentales debido a su significado eucarístico, aunque teniendo en cuenta que el Domingo de Ramos y el Jueves Santo es el color litúrgico por excelencia, las hermandades que salen esos días también lo pueden usar.
§ Verde.- Significa esperanza, iniciación (por eso San Juan lleva el color verde en el manto), triunfo de la vida sobre la muerte (por eso las Hermandades de la Vera Cruz utilizan este color como distintivo) y también Fe (aunque menos que el blanco). Es el color del Tiempo Ordinario. Esas 34 semanas en las que no se celebra un Misterio concreto de Cristo, sino el conjunto de la Historia de la Salvación y sobre todo el Misterio Semanal del Domingo como el día del Señor.
El verde es el color que debe usarse en las secciones y paso de cristo de las hermandades de la Vera Cruz. También suele usarse en las secciones de las titulares marianas con la advocación de Esperanza.
§ Morado.- Significa devoción, también dolor, severidad, penitencia. Similar al negro y al tiniebla. Es el color con que se distingue la Celebración del Adviento y la Cuaresma.
Es el color habitualmente utilizado en las secciones y pasos de misterio de los nazarenos y cautivos, también puede usarse litúrgicamente en Semana Santa, especialmente la Madrugada y el Viernes Santo.
§ Rosa.- No tiene un significado litúrgico definido, significa la ausencia de todo mal, dominio de sí mismo. Para los domingos que marcan el ecuador del Adviento y de la Cuaresma: El Domingo “Gaudéte” (tercero de adviento) y “Laetare” (cuarto de Cuaresma).
§ Azul.- El Azul es el color del amor, la fidelidad y el afecto. Asociado de siempre a la Virgen María y por lo tanto suele ser el color elegido para muchos de los palios, aunque en su vertiente oscura tiene similares significados al negro. El Celeste es el color privilegiado para celebrar la Solemnidad de la Inmaculada.
§ Negro.- Color que simboliza tristeza, separación, penitencia, vigilia y soledad. Su significado es similar al Morado. Es el color litúrgico del Viernes Santo.
Una derivación del color negro es el denominado color tiniebla, el cual se suele usar en las cofradías “serias” para las secciones del Cristo, aunque como vemos se puede usar también litúrgicamente por las Hermandades de la Madrugada y Viernes Santo.
§ Gris.- Es el color del desconsuelo, no se suele usar ni litúrgicamente ni en las hermandades.
§ Marrón.- Este color y, en general, los colores tierra, quieren indicar humildad, fragilidad, anonimato, renuncia al mundo; por esa razón es el color elegido por muchas órdenes monacales.
§ Amarillo.- Al igual que el Dorado, quiere significar pureza, ya que pertenece a la familia del color blanco. Simboliza también el color de la luz, luz de Dios, sobretodo en Oriente. Por su color similar al trigo también se le asimila con la institución de la Eucaristía. Se usa el Dorado también para la celebración de fiestas muy solemnes.

6. LA FUNCIÓN DEL ACOLITADO EN LAS COFRADÍAS

Desde hace unos años podemos observar con satisfacción la proliferación de cuerpos de acólitos delante de nuestros pasos, los cuales les dan sobriedad y si cabe mayor solemnidad a nuestras estaciones penitenciales. La figura del acolitado además se abre como un nuevo cauce para que las hermandades puedan iniciar a los jóvenes dentro del mundo cofrade y cristiano, dándoles un papel importante dentro de los cultos de la misma y ofreciéndoles una vía alternativa para que puedan formar un grupo más dinámico que los consabidos grupos jóvenes que en la mayor parte de los casos no hacen sino aparcar a los jóvenes en un espacio controlado hasta que no tienen la edad suficiente. Es, por tanto, una faceta relativamente novedosa que debe ser cultivada con esmero en las cofradías y que, con el debido acompañamiento, puede dar resultados muy apetecibles no sólo a nivel cofrade sino de integración en la vida de la comunidad parroquial.

Sin embargo, se observa con frecuencia la ausencia de materiales formativos sobre la función del acolitado, particularmente relativos a su papel en los cultos internos de las hermandades. En este artículo me voy a referir a la figura del acólito, intentando explicar la historia del mismo, su composición y las funciones que pueden desempeñar en los cultos internos y externos, dando además un breve vocabulario de términos relativos al servicio al altar.

Los acólitos tienen su patrón, San Tarcisio, cuya festividad se celebra el 14 de Agosto, este santo fue Acólito y Mártir en el siglo III. De todos modos y por extensión, un día importante para la celebración de los grupos jóvenes debería ser el de San Juan Evangelista, o sea, el 27 de Diciembre y más aun en aquellas hermandades que tienen una imagen de esta advocación.

HISTORIA DEL ACOLITADO
Etimológicamente, la palabra acólito procede del griego y significa compañero, derivada a su vez de la voz camino, en referencia al camino que se recorre en compañía. La figura del acólito está recogida desde tiempos pretéritos en los rituales celebrativos de la iglesia, no en vano hay documentos del siglo XVII en los cuales se hace ya referencia a su figura, funciones y atuendo. En cuanto a nuestras procesiones, hay referencias también de similares fechas con funciones similares a las de hoy. Es, por tanto, una función que estaba en desuso y que desde hace unas décadas está volviendo a tomar la importancia que tuvo en tiempos anteriores.

Hasta hace poco tiempo el acólito representaba la mayor de las cuatro órdenes menores de la jerarquía eclesiástica, siendo su función el servicio al altar y los sacramentos. Esto fue así hasta que fueron suprimidas por el Motu Propio de Pablo VI “Ministeria Quaedam” en el año 1972. A partir de este momento se crean los ministerios laicos de Lector al servicio de la Palabra y de Acólito al servicio del altar y los sacramentos, esta última figura es la que nos interesa y es, por tanto, a la que nos vamos a referir a partir de este momento. Tenemos por tanto al Acólito como un laico que ha recibido el ministerio por parte del Ordinario del Lugar, otro nombre equivalente sería el de subdiácono. Hay que hacer patente aquí que en el código de derecho canónico actual (más concretamente en el canon 230) se hace referencia a que las funciones de Lector y Acólito deben ser desempeñadas por hombres, siempre teniendo en cuenta que se entiende esta función como un paso previo para la ordenación sacerdotal.

En el mundo cofrade esta definición rigurosa se ha tornado por extensión a todo este grupo de servidores que colaboran en la asistencia de nuestros pasos ya sea como portadores de ciriales, incienso, cruz parroquial, monaguillos, etc. Se habla de su presencia antaño para alumbrar las esquinas de los pasos o imágenes portadas a hombros, derivando en la presencia delante de los mismos en la actualidad. Sin embargo, si analizamos la presencia de los acólitos en los cultos internos, poco se ha hecho hasta el momento, los intentos han sido escasos a pesar del gran campo que se abre en esta materia.

MIEMBROS DEL CUERPO DE ACÓLITOS
El origen de la figura del Pertiguero hay que verlo en los maestros de ceremonias de las celebraciones religiosas y que solían asistir al celebrante en cuanto al servicio del altar. De aquí se ha extrapolado a los pasos como altares en la calle que son. Asimismo, los acólitos tienen su origen en los ministros no ordenados que se dedican al servicio del altar, también llamados subdiáconos. Luego se diferencian básicamente en acólitos ceriferarios y turiferarios, se les suele llamar en conjunto “servicio de paso”. Los acólitos ceriferarios son aquellos que portan un cirial y tienen su origen en los inicios de la Semana Santa, sirviendo como luz para alumbrar las pequeñas andas en las que iban las imágenes. Por eso deben ir inmediatamente al lado del paso o actualmente justo delante del mismo, ya que forman parte del servicio del mismo. El color de las velas de los ciriales siempre debe ser el mismo que porte el paso que lleva detrás. Digamos a modo de alegoría que si el Paso es el Altar, los acólitos son el Presbiterio. En la mayoría de las hermandades suele haber de cuatro a seis acólitos ceriferarios. El uso en algunos lugares de mayor número de acólitos no tiene ningún sentido litúrgico y lo único que hace es dificultar la visión del paso. Los acólitos turiferarios portan los incensarios y la naveta, y son aquellos que impregnan de incienso todo el lugar inmediatamente cercano al paso, haciéndose así como si el paso se tratara de un altar. Hay que tener en cuenta que el uso del incienso está reservado para la Eucaristía y las imágenes de Cristo y de María. La Cruz Parroquial es portada por el acólito Cruciferario (o Crucífero). Existe también el término de acólito Auxiliar que se aplica al acólito que lleva el canasto con las pastillas de carbón, pabilos y cerillas. Por último, se utiliza el término de acólito Acompañante a los que ejercen labores de acompañamiento del Preste en las salidas procesionales.

Con respecto al número de ciriales lo lógico es que se usen cuatro, ya que el Ritual para el Culto no hace distinción en el número de ciriales a usar en las misas y las celebraciones de adoración eucarística. De todos modos y, a pesar de que no tiene ningún fundamento litúrgico, es usual colocar en los pasos de Misterio de algunas hermandades sacramentales seis acólitos ceriferarios en señal de mayor respeto. Esta costumbre no tiene ningún sentido en pasos de Palio u otros pasos (San Juan, Verónica, etc) en los que siempre deben ser cuatro los ciriales ya que se pierde el sentido eucarístico; además, en los pasos que no porten imágenes de Cristo y de María, como ya se ha comentado anteriormente, no tiene sentido litúrgico el uso de acólitos turiferarios.

Normalmente en Cádiz el cuerpo de acólitos está formado por diez integrantes: cruz parroquial (crucífero), cuatro con ciriales (los dos primeros escoltando a la cruz parroquial y los otros dos detrás del pertiguero a una distancia de la primera pareja equivalente a la longitud del paso, aunque litúrgicamente deberían de escoltar al pertiguero), el pertiguero (encargado de marcar el paso por medio de golpes con la pértiga), dos con incensarios (detrás de los acólitos ceriferarios), uno con la naveta (pieza de orfebrería en forma de casco de barco con una cucharilla de orfebrería donde se guarda el incienso) y otro con el canasto (donde se guardan las pastillas de carbón que se utilizan para encender el fuego, los pabilos y las cerillas).

Los acólitos suelen ir con vestimenta de monaguillos e incluso revestidos de Dalmáticas, la cual es una sotana de tela de damasco, con elementos decorativos dorados que se coloca encima del alba blanca. Dicha vestimenta, aunque está prohibido su uso a los que no estén ordenados de diáconos, se sigue usando en las Hermandades. El pertiguero suele llevar una vestimenta especial llamada Ropón similar a la Dalmática, aunque suele llevar colgando en el pecho el escudo de la Hermandad en plata. En cuanto a los colores de las Dalmáticas y el Ropón del Pertiguero, suelen ser el negro (preferentemente), morado, burdeos y rojo en el caso de ser hermandad sacramental, aunque se usan otros colores en función de la túnica de la hermandad o de su vinculación a determinadas órdenes religiosas. El origen de vestir a los acólitos con tanta riqueza estriba en la antigua tradición de que la riqueza del señor se advierte en la riqueza con la que viste a sus servidores.

Una anotación en cuanto al uso del incienso. El uso del incienso radica en que este nos indica una actitud de oración y elevación de la mente hacia Dios, según se puede derivar del Salmo 141. Es, por tanto, un signo de solemnidad y como tal debe ser usado en nuestros cultos más solemnes.

Una última nota con respecto al uso de la cruz parroquial en el acolitado y que no se suele tener en cuenta (y que seguro que no me van a hacer caso). Sólo debería haber una cruz parroquial en la procesión y esta debe ir empezando el cortejo de la Virgen. En caso de no colocarse en ese lugar, el lugar más adecuado es en el cuerpo de acólitos de la Virgen, señalando el final de la procesión y debido a su gran importancia litúrgica. Por tanto, tampoco tiene mucho sentido sacar la cruz parroquial en el paso de Misterio. Dejamos ahora este punto sobre el que volveremos más en detalle al final.

FUNCIONES DE LOS ACÓLITOS EN LOS CULTOS EXTERNOS DE LAS HERMANDADES
En el caso de los cultos externos, la función de los acólitos está mucho más clara al menos en lo que se refiere a los servidores de pasos ya que desde hace años los podemos ver delante de los mismos, dándoles seriedad y mayor solemnidad si cabe. De todos modos, hay otra figura como es la del Preste que prácticamente ha desaparecido de las procesiones y que conviene detallar.

La configuración de los acólitos delante de los pasos suele responder al siguiente esquema:

CERIFERARIO CRUCIFERO CERIFERARIO
PERTIGUERO
CERIFERARIO CERIFERARIO
TURIFERARIO NAVETA AUXILIAR TURIFERARIO

De todos modos, aquí sí que la configuración se da a más variaciones, en especial en el número de acólitos ceriferarios, aunque si observamos esta es la disposición que más se asemeja a lo prescrito para las celebraciones litúrgicas. El uso en algunos lugares de mayor número de acólitos no tiene por tanto ningún sentido litúrgico. De todos modos y, a pesar de que no tiene ningún fundamento litúrgico, es usual colocar en los pasos de Misterio de algunas hermandades sacramentales seis acólitos ceriferarios en señal de mayor respeto. Esta costumbre no tiene ningún sentido en pasos de Palio u otros pasos (San Juan, Verónica, etc.) en los que siempre deben ser cuatro los ciriales ya que se pierde el sentido eucarístico. Además, en los pasos que no porten imágenes de Cristo y de María, como ya se ha comentado anteriormente, no tiene sentido litúrgico el uso de acólitos turiferarios ya que el uso del incienso está reservado para la Eucaristía y las imágenes de Cristo y de María. Otro detalle a eliminar es la excesiva separación entre acólitos la cual no tiene ningún sentido.

Hay que anotar además que litúrgicamente hablando, lo lógico sería que los dos acólitos ceriferarios traseros escoltaran al pertiguero en vez de ir detrás del mismo. Con respecto a la cruz parroquial, sólo debería haber una cruz parroquial en la procesión y esta debe ir empezando el cortejo de la Virgen. En caso de no colocarse en ese lugar, el lugar más adecuado es en el cuerpo de acólitos de la Virgen, señalando el final de la procesión, debido a su gran importancia litúrgica. Por tanto, no tiene mucho sentido sacar la cruz parroquial en el paso de Misterio.

Vamos ahora a describir la figura del Preste y su acompañamiento por ser la más desconocida en la actualidad. Pero para ello analizaremos antes la figura del sacerdote en relación con la salida procesional. Todos sabemos que con el nuevo reglamento base diocesano las cofradías son asociaciones públicas de la iglesia. Esas asociaciones realizan (entre otras cosas) cultos, los cuales pueden ser internos y externos. Por tanto, si la presidencia de los cultos internos corresponde a un sacerdote, lo mismo podremos decir de la de los cultos externos. La presencia del sacerdote en la estación penitencial es por tanto necesaria y diríamos aun más obligatoria a tenor de lo redactado en el artículo 19 del reglamento base y aun más lo prescrito en el artículo 530&6 del actual código de derecho canónico, mostrando al pueblo el carácter eclesial de nuestras hermandades. El sacerdote, normalmente el director espiritual (aunque también puede ser el sacerdote que predicó en los cultos anuales), puede y debe por tanto presidir la estación penitencial de la hermandad en su totalidad.

Una vez aclarado este punto, diremos que el sacerdote puede ir situado en el cortejo en dos lugares: en la presidencia junto al Hermano Mayor (que es donde habitualmente estamos acostumbrados a verlos) o al final del cortejo como Preste, palabra que etimológicamente tiene significado similar a la voz presbítero, mucho más común en nuestros días. Si lo hace en la presidencia de la cofradía, deberá ir vestido con sotana y manteo o con el hábito de la orden religiosa a la que pertenezca. En caso de ir como Preste, su vestimenta deberá ser la capa pluvial normalmente en color morado para las procesiones penitenciales y blanco para las de gloria aunque se admiten excepciones. El Preste suele ir acompañado de uno ó dos acólitos denominados acompañantes y que, en caso de portar un cirio encendido se denomina Carráncano o Sochantre, en este caso el acólito llevará sotana y roquete.